En la última década, el deporte ha sufrido un gran
desarrollo debido a la importancia que éste adquiere dentro del esquema social.
Se han llevado a cabo numerosas investigaciones fisiológicas para la mejora del
rendimiento y se ha invertido en avances tecnológicos que mejoraran el
espectáculo; los métodos de entrenamiento han sufrido un cambio radical y la
figura del entrenador también ha evolucionado con ello. En cambio, la
modernización del entrenador se centra más en el aprendizaje de nuevos tipos de
enseñanza y en la capacidad para crear ejercicios complejos que mejoren el
rendimiento, que en una mejora general de la comunicación, y concretamente, de
la comunicación no verbal, que sigue siendo la asignatura olvidada por excelencia.
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La capacidad de comunicación del entrenador es muy
importante debido a que alrededor de un 70% de su trabajo consiste en
comunicarse con sus jugadores (Martens, 2002). Si no se es consciente de la
importancia que tiene la comunicación no verbal a la hora de transmitir un
mensaje, y además, esta no se trabaja de forma específica y consciente, el
trabajo del entrenador no será del todo satisfactorio, habiendo mucho margen de
mejora. El lenguaje no verbal está compuesto por los gestos, la postura, los
movimientos y el contacto corporal (Torre, 2002), por lo que es necesario “entrenar”
de forma específica cada uno de ellos, con el fin de no emitir mensajes
contradictorios entre la comunicación verbal y no verbal. Si éstas se
complementan, la comunicación final va a salir enriquecida. Además, hay que
tener en cuenta que el nivel del entrenador viene marcado por la capacidad de
éste para dar respuestas, de utilizar las palabras oportunas y de dar mensajes
para sintonizar la plantilla en cada momento (Martens, 2002), por lo que la
capacidad de comunicar correctamente es básica y vital.
“En
un equipo es más importante el diálogo que el entrenamiento” Eusebio Sacristán
Está comprobado que en el proceso de comunicación,
el receptor toma en consideración un 10% de lo que se transmite por la palabra,
un 30% el sonido con el que expresamos las palabras y un 60% en aspectos
gestuales (Ucha, 2000). Por ello, es imprescindible el trabajo desde edades
tempranas de la toma de consciencia de la comunicación no verbal y el
desarrollo y mejora de ésta. Un entrenador que no comunica con coherencia entre
sus palabras y sus gestos corporales es un entrenador que a la larga perderá la
confianza del grupo, pilar básico para el buen desarrollo de los entrenamientos
y las competiciones. Se calcula que más de un 70% de los conflictos entre entrenadores
y deportistas es debido a las carencias a la hora de comunicar (Ucha, 2000).
Pequeños gestos como un guiño de ojos o una palmadita en la espalda, así como
la adecuación del tono de voz pueden ser un comienzo para la mejora de la
comunicación no verbal del entrenador, y por tanto, una mejora generalizada del
grupo y la dinámica de trabajo.
Y, si como se ha expuesto, la comunicación no verbal
es tan importante…
- · ¿por qué no aparece ésta integrada en las aulas?
- · ¿por qué en los cursos de entrenador de cualquier disciplina no se nombra?
- · ¿por qué no se trabaja de forma específica en las etapas de desarrollo personal?
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http://www.resultados-futbol.com/ac-milan-entrenador-sileno-mimiliano-allegri-c-charla-sus-jugadores-sesion-entrenamiento-estadio-santiago-bernabeu-18-octubre-2010-madrid-vispera-su-champions-league-g-partido-futbol-contra-r-rf_268291.jpg |
La explicación la encontramos en el que los
profesionales de la Actividad Física y el Deporte reflejan falta de seguridad
para impartir contenidos de Expresión Corporal en Secundaria, ya que no se
encuentran cómodos impartiéndolo en sus clases o no tienen muy claro cómo
realizarlo (Montero, 2008). Debido a
esto, en las etapas de formación no se recibe una educación sobre la expresión
corporal, que dificulta una posterior toma de conciencia y desarrollo de ésta.
Además, en etapas posteriores tampoco se fomenta la expresión corporal y el
control de la comunicación no verbal, por lo que acabamos formando entrenadores
con buenos niveles de conocimientos técnicos y tácticos pero incapaces de
trasmitir un mensaje de manera eficaz a sus deportistas.
Bibliografía
Martens,
R. (2002). El entrenador de éxito.
Barcelona: Paidotribo.
Montero,
A. (2008). La práctica docente a debate. Inclusión de la Expresión Corporal en
la programación anual del docente: preferencias personales y falta de formación
profesional frente al deber legal. Revista
Digital EFDeportes. 13 (26).
Torre,
E. (2002). La comunicación educativa. Retos,
3, 37-43.
Ucha,
F. (2000). El entrenador deportivo. Recuperado
de: http://www.escoladefutbol.com/beto/docs/entr_dep.htm
Ana Alonso Fragua
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