martes, 14 de abril de 2015

EXPERIENCIA VITAL

El día ha llegado, ya estamos todo el grupo en la Plaza de Cervantes ultimando el vestuario para la actuación. De momento no hay nervios, pero la cosa se empieza a retrasar y no nos dicen nada.

Tras un rato esperando en la puerta pasamos al Corral de Comedias, el ambiente te hace meterte en situación: los pasillos, el escenario, las butacas, el equipo, los compañeros... Tenemos que darnos prisa, empezamos en el escenario los primeros y tenemos que aprovechar el tiempo al máximo.

Una vez ahí encima todo cambia, nos colocamos y ensayamos (no del todo bien); tenemos el tiempo justo para adaptarnos al espacio y adecuar lo referente al baile y lo que no (entrada, salida, luces, vestuario, etc.). El tiempo se va volando y parece que la seguridad en que lo vamos a hacer bien desaparece un poco. El resto del tiempo de ensayo tanto en los camerinos como en la sala somos capaces de emplearlo en corregir y rematar posiciones y alguna descoordinación en el baile, pero parece que antes de empezar ya se los ha ido nuestro turno. Todo va muy rápido y el nerviosismo poco a poco aumenta.

Una vez fuera la cosa cambia, nos relajamos y desinhibimos, charlamos sobre cosas sin importancia, como si no fuéramos conscientes de lo que se nos viene encima en una hora escasa. Tras un par de ensayos más en un parque de la zona volvemos a ir a la puerta del Corral de Comedias; casi sin darnos cuenta ya es la hora y la próxima vez que crucemos la puerta de entrada habrá que dar el máximo de nosotros, es la definitiva.

Nos colocamos, dejamos todo ordenado y dispuesto para la actuación, somos el cuarto grupo en bailar y los nervios ya son notables en muchos de nosotros, ese “nosequé” en la tripa, esas ganas de actuar y ese miedo a la vez... Pero ya no hay tiempo, “lo que tenga que salir, saldrá”. Con este pensamiento subimos a los camerinos, últimos retoques, todos en su sitio y bien puestos, recordamos cosas, pero sobre todo nos concienciamos de la importancia de pasarlo bien, nos animamos unos a otros:

“Todo va a salir bien y si no, aprovechad el momento, vamos a disfrutar”.

Es la hora. Nervios a flor de piel mientras nos presenta Marta. Ha llegado el momento... ¡A disfrutar se ha dicho!

[...]

Tras los aplausos vuelve a venir la conciencia de dónde estoy: acabo de actuar en un escenario delante de cien personas, yo, si me lo dicen hace tres meses no me lo creo. No sé cómo ha salido el baile, pero tampoco me importa, me lo he pasado bien, he disfrutado con algo con lo que no pensaba que podría hacerlo y me ha parecido una sensación inmejorable, como aprender algo nuevo sobre mí mismo de repente. Nuestro turno ha acabado, sólo queda ver la actuación del resto de compañeros y volver a casa con una sonrisa por el buen trabajo, no sé si artístico, pero sí sobre la actitud, sobre el cambio en la forma de sentir las cosas.

Gracias por la oportunidad.



Adrián Laguna Orive.

1 comentario:

  1. Me gusta especialmente el título, ya lo dice todo Felipe. Como le he dicho a otro compañero en otro blog, creo que ahora disfrutamos del recuerdo de lo aprendido y la buenas sensaciones que dejan el trabajo bien hecho.

    Si queréis leer a tu compañero sobre su experiencia (previa) a la gala, aquí tenéis:

    http://expresioncorporalydanzac.blogspot.com.es/2015/04/proximamente-start-dance.html

    Marta A.-

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